Actualmente, muchas asociaciones de madres y padres demandan una mayor representación étnica en los juguetes; pero, en 1970, no era común encontrar muñecas de fenotipo negro o mulato.
Sin embargo, en muchas ciudades, pueblos y campos de República Dominicana había mujeres que confeccionaban figuras de trapo, las cuales podían ser negras, mulatas o blancas, de acuerdo con la preferencia de la clientela. En la foto aparece la muñeca negra de plástico que ilustra el capítulo IV de La niñez de Vega, El poder de no hacer daño, como recordatorio de que el pueblo dominicano es fruto de un crisol de razas.